¿Yo supersticioso?

21.10.2016 21:46

¿YO SUPERSTICIOSO?

NI HABLAR

A.O.

 

 

 

            Las supersticiones nos han perseguido siempre, acarreamos ritos y costumbres heredadas de los padres de nuestros padres. ¿Cuántas veces nos hemos sentido tentados de tocar madera o cruzar los dedos para evitar alguna desgracia? ‘Estoy salado’, es una frase más frecuente que ‘hoy tengo mala suerte’. Cuando uno derrama sal, (en Japón da buena suerte) o se le ocurre pasar debajo de una escalera, casi de inmediato puede asegurar que ‘hoy no va a ser mi día’. Parece ser que somos testigos de una época gobernada por la tecnología, donde hay más temor de contraer un Virus Informático en tu correo electrónico, o archivos de seguridad que el hecho que un gato negro se cruce en tu camino. Pero esto puede ser engañoso, porque el hecho de tener una mente y un desenvolvimiento racional, no implica que nuestro interior no sea mítico, supersticioso, mágico o irracional. Cuando no existe una respuesta lo suficientemente racional que explique lo que nos sucede siempre lo subjetivo va a servir de soporte, como un alivio que calmará los nervios.  Vivimos una época donde no hay absolutos ni grandes certezas, ni recetas milagrosas, así que la pluralidad de ideas, el redescubrimiento del naturismo, el retorno de los brujos, los grandes avances científicos en genética y comunicación , no hacen otra cosa que formar un mosaico cultural, espejo rotundo de la diversidad en que nos desenvolvemos.

 

            La naturaleza humana es paradójica, porque en tiempos de excesiva racionalidad y cuanto más se perseguía a los brujos, herejes, éstos más se multiplicaban. Las supersticiones son útiles, aunque el psicoanálisis dictador diga que sólo se tratan de parches y no de reales remedios. 

 

            Toda cultura que se precie de tal, ha aportado y aportará su lista de supersticiones a la humanidad.

 

            La numerología pone su cuota, el siete es la suerte, el trece de la mala, el tres de un significado místico cristiano «Santísima Trinidad», o pagano «tierra, mar y cielo»., el 4 el número perfecto además que no hay quinto malo.

 

            El color negro en la cultura occidental representa a la muerte, en los países orientales la representa el blanco.

 

            Cuando uno mira una araña blanca, buena suerte; cuando a uno le toca el pedazo más grande de la clavícula del pollo se le cumplen los deseos. Que el huayruro, el huesito del oído del conejo, la pata de conejo, la herradura son utilizados como amuletos.

 

            ¿Por qué ese temor de pasar debajo de una escalera? ¿para evitar que nos caiga una lata de pintura?. Una escalera apoyada a una pared forma un triángulo. Los místicos de los primeros tiempos consideraban al triángulo como un símbolo de la Santísima trinidad y en consecuencia de la eternidad.  Y el cruzarlo equivalía a invadir el espacio santo

 

            Nos zumba el oído y alguien está rajando de nosotros. Un pajarito aparece por nuestra ventana, y esperamos noticias o visitas ese día. Un collar de ajos, espantan los malos espíritus. Proferir palabras groseras en el caso que una lechuza o leque leque nos sorprenda en algún camino. La lechuza parada en tu techo anuncia desgracia y muerte. Levantarse con el pie izquierdo .

 

            Las supersticiones no hacen más que recrear y entretener una vida a medias. Nos volvemos crédulos y reflejamos una época de inseguridades, de ideologías muertas, de carencia de líderes. La ausencia de paradigmas nos hace creyentes eclécticos y de temporada. Primero cristiano, luego budista, después musulmán, finalmente new age. Primero hippi amor y paz, luego yuppi negociante, después rey de los aeróbicos . Primero gay, luego bi, luego trans. Primero Magneto, luego grunge, technocumbia y después trance.. Los tiempos cambian, las creencias y supersticiones (de contrabando) también cambian.  Antes creían en Dios, luego creyeron en la ciencia ) y ahora ? . No es que ya nadie cree en nada, ahora creen en todo.