Vanidad

21.10.2016 21:54

VANIDAD

Hanks Bandìni

 

Cuando leo a Bukowski me dan ganas de escribir cosas sucias, aquellas que me hubieran pasado alguna vez, y que no relato por pudor y política. / Cuando leo a Kant me dan ganas de pensar y escribir ideas sobre razonamiento, vida y libertad. / Cuando leo a Nietzsche me dan ganas de suicidarme, olvidar que algunas veces me enfermo y otras sigo vivo, sin querer tener la voluntad de poder de Friedrich para crear en el dolor, y saber que el hombre debe ser superado…. / Cuando leo a Sade me dan ganas de follar, de hacer filosofía, de argumentar, de ser fino y brutal en el pensamiento. / Cuando leo a Ferriajoli me dan ganas de rehacer el derecho, de escribirlo y hacerlo literatura, de reinventarlo y hacerlo una garantía contra la propia humanidad. / Cuando veo las pinturas de Touluse Lautrec solo me extasío, y entonces quiero dibujar con sus pinceladas, con sus colores, con la destreza de convertir lo vulgar en un color sublime, gravitante, férreo, impresionante, color y líneas que aplastan los colores de la realidad, y encuentran la belleza, o mejor, la crean. / Cuando leo a Papinni pienso que soy un farsante, un tipo sublevado contra la realidad, una bazofia, que debe emprender otro camino, o escribir el “libro rosa”, en vez del libro negro… / Cuando leo sobre Edison me siento un inventor, me dan ganas de usar mi impresora 3d y diseñar cosas para potenciar la vida, y luego me entran los desvaríos de volverme un extraordinario “negociador”… / Cuando veo las pinturas de Da Vinci sólo quiero convertirme en un inventor, multifacético y genial, quitarle las deficiencias del ser humano y reemplazarlas con objetos creados fuera y contra la naturaleza, que nos hagan más que seres humanos...../ Cuando leo la Constitución me dan ganas de vomitar, de saber que todo aquello que está allí debe ser cumplido por mi, aunque hayan sido impuestas, imputadas sin mi libre consentimiento, me dan ganas de ser legislador, de convertirme en un creador de mis propias leyes, de renegociar con las normas y convertir al ser humano en el centro y no al revés. / Cuando leo el Código Penal me asusto, me entran escalofríos por todo lo grosero, inhumano, pedante y pueril que puede ser la sociedad al crear sanciones penales, al beatificar la crueldad, aunque esté justificada en la lucha contra la delincuencia.. / Cuando leo el Código Procesal Penal se me escarapela el cuerpo y sólo me reconforta el saber el principio principal: garantizar al ser humano sus derechos.. y sin embargo, entiendo que esto no es un asunto de códigos sino de seres humanos... / Cuando escucho las entrevistas a Sábato, quiero escribir cosas diferentes a “El túnel”, o “Antes del fin”, y me alegra no haber sido uno de once hermanos que se contagiaban las enfermedades de a tres, para que mamá pudiera con el trabajo de enfermera… / Cuando leo a Borges y sus “Tres versiones de judas”, sólo me doy cuenta que el mundo no tiene una versión, sino más de tres, tantas, como personas puedan existir, y que prefiero la ironía a la madurez… / Cuando leo a Dostoyevski, “Memorias del subsuelo”… “El Jugador”.. sólo quiero aprender a escribir, con la sustancia y falencia del que hizo aquellas obras.. y luego tirarlas a la basura.. para sentirme seguro de que he fallado….. / Cuando pienso, escucho, pinto, invento, razono, sólo soy, al final de cuentas, una ironía llamada «vanidad».