Messi

21.10.2016 21:57

MESSI

El jugador que no sabe perder

Hilario Ayarachi

 

 

A Jorge Luis Borges, el gran autor de “Tres versiones de Judas”, “Funes el memorioso”, “El Aleph”, entre otros, parece que no le interesaba el Fútbol, creía que el futbol era estúpido: “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”. Sin embargo, algunos escritores escribieron sobre el fútbol, como el autor de “Patas arriba”, Eduardo Galeano, que escribió: “El fútbol a sol y sombra”, donde narra: “El Jugador. Corre, jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina. / El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni a equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo. Pero él, que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar.”. Bernardo Canal Feijóo escribió un poema titulado: “Penúltimo poema de fútbol”, que reza así: “Está ya dicho que en el principio fue la acción , no el verbo, -y hay que agregar: que la acción inicial fue indudablemente la patada, según se induce del modo como andan las cosas.”. Por su parte, Juan Villorio escribió: “Los once de la tribu” y Mario Benedetti en “Puntero Izquierdo” dice: “Claro, para ustedes es fácil ver la cosa desde el alambrado. Pero hay que estar sobre el pastito, allí te olvidás de todo, de las instrucciones del entrenador y de lo que te paga algún mafioso. Te viene una cosa de adentro y tenés que llevar la redonda. Lo ves venir al jalva con su carita de rompehueso y sin embargo no podés dejársela. Tenés que pasarlo, tenés que pasarlo siempre, como si te estuvieran dirigiendo por control remoto.”. Chema de Aquino escribe también un libro: “20 historias de fútbol que igual no sabías”, donde cuenta que el jugador argentino Zanetti indirectamente con un gol que anotó, salvó la vida de un fiscal de Polonia, pues éste último, el 30 de junio de 1998 estaba viendo el partido Argentina vs. Inglaterra, por los octavos de final del Mundial de Francia, y aunque rutinariamente tenía que llevar su automóvil al garaje, por ver el fútbol rompió su rutina y demoró en dicho acto, cosa que le salvó la vida, pues el auto explotó por una bomba, programada para ello en la hora habitual en que el fiscal iba a conducirlo. Todo gracias al gol de Zanetti por lo que tuvo que hacerse una prórroga del partido y el fiscal, encaramelado con el partido, decidió seguir viendo el partido. Otros libros son Dios es redondo”, “Literatura de la pelota”, “Yo soy el Diego”.

 

Conocí de Lionel Messi recién hace unos cuantos años atrás. El fútbol realmente era incompatible conmigo, desde aquella temporada en la cual veía a la selección peruana perder y perder siempre, sin agallas, y siempre mucho peor después de un gol en contra. Es como si dijeran resignados: “Ya perdimos, pues, sigamos perdiendo”. No podía congeniar con aquella idea. Recuerdo de adolescente, en un partido de todos contra todos, en la ciudad de Moquegua; era un partido en cancha de polvo y tierra, llegué y elegí al equipo perdedor, estaba perdiendo por cuatro goles a cero, creo, y –no sé porqué- siempre me han gustado los imposibles, las cosas en negativo para intentar remontarlas y lograr revertirlas. Recuerdo que jugaba con todas las ganas y la esperanza de revertir el partido. Corría y me fauleaban, caía y lo más increíble y acaso lo que más me gustaba, era dar vueltas en el piso y levantarme otra vez a jugar. Al final nos metieron nueve goles, y yo pensaba que aún podíamos remontar, que aún podíamos voltear el partido. Por eso creo que cuando veía a la selección peruana jugar y desanimarse cuando les metían un gol, derrumbarse, no podía comprenderlo, y fue desde allí que dejé de ver los partidos de fútbol, porque no me gustaba ver a los perdedores, y no era porque perdieran sino porque no luchaban, porque no se rebelaban contra su destino e intentaban vencer. No, no estaba dispuesto a ver a jugadores dejarse vencer sin luchar, sin agallas, sin valor, sin coraje, sin rebeldía, sin pudor. Fueron muchos años más tarde, cuando volví a ver a jugadores como Guerrero, que no se ufanaban ante un gol, que “lo daban todo” en los partidos de la selección lo que me llevó de nuevo a ver los partidos. Guerrero, es un referente, dicen, y hasta harán una película de él (que ya me parece un poco exagerado, porque no ha ganado aún ninguna copa mundial), pero su actitud ante la adversidad, sus ganas de ganar, su compromiso con la selección y el país es lo resaltante. Guerrero que –con una madre de su lado- logró hacer que el Poder Judicial sentenciara a pena privativa de la libertad (cárcel) a Magaly Medina. Otro referente de actitud es “Cuevita”, jugador agradecido con su entrenador Gareca porque lo incluyó en la selección, cuando tenía todos los referentes en su contra (se había peleado, insultado a su anterior entrenador, etc.) y la prensa estaba en contra o en duda de su integración en la selección peruana. Cuevita, después de haber perdido un gol en un partido de semifinales por la Copa América, pide la pelota en las semifinales del mundial en Rusia, y anota. Esa actitud de superar el error, de no temer a cometer el mismo error, de no quedarse con el error, es lo resaltante.

 

Y luego, Messi, pequeñísimo jugador, valorado en más de dos cientos cincuenta millones de euros, considerado el mejor jugador del mundo actualmente (2016), ganador en cinco oportunidades del FIFA Balón de Oro, tres botas de oro. Lionel Messi nació en Rosario, Argentina, y se nacionalizó español, cuya medida de un metro con setenta centímetros de altura, apodado “La pulga”, no es sin embargo sinónimo de pequeñez. Otros personajes bajos fueron Napoleón Bonaparte (1,55 o 1,67) (su padre era abogado. Se especula que el anillo de compromiso que le regaló a Josefina era de Zafiro y Diamante, vendido por 948,000 dólares; y una carta escrita en inglés por Napoleón se subastó en 400,000 dólares - “Para mi ha existido el mundo sólo en el hecho, y no en el derecho. Era único por mi naturaleza y me consideraba tal.” Memorias), y mucho más bajos, Toulouse Lautrec, el genial pintor (pintaba en burdeles), Mozart (1,52), Gandhi (1,60), Woody Allen (1,63), Sarkozy (1,65), Sinatra (1,70), Putín (1,70).

 

Nadie podría creer que Lionel Messi pesara al nacer unos 3,6 kilos, y que después, a eso de los once se descubriera que tenía un problema con la hormona de crecimiento. Nadie podría creer que Leo se ponía a llorar cada vez que perdía un partido, o que se sentaba cruzándose de hombros en el suelo cuando su madre le enviaba a comprar y no le dejaba llevar la pelota. Nadie puede pensar que Leo sea fiel y que se haya casado con la mujer que conoció a los ocho años, que se haya pintado el cabello de rubio y dejado la barba, que se nacionalizara español, y se fuera del país contratado por el Barcelona cuando tenía ya unos once años, con un contrato firmado en una servilleta, con el fin de hacerse tratar su enfermedad de crecimiento hormonal, que todo el tiempo era pinchado con una jeringa, para poder crecer y que logró una altura de 1,70 mts. Que jugaba ya desde los cuatro años, que su padre era un trabajador de un fábrica y presidente de un club deportivo, y que su abuela fue tan importante que, Messi, cuando mete un gol levanta sus brazos tatuados hacia el cielo en homenaje a su abuelita.

 

Nadie creería que Messi no aceptó una invitación a jugar en un equipo importante porque quería esperar a ser llamado para la selección argentina. Messi nació en una clínica italiana en Rosario, Argentina. Nació el 24 de junio de 1987. Leo se ponía inyecciones todos los días durante dos años, por su problema con la hormona de crecimiento, problema óseo. El cargaba su jeringa en un estuche, la ponía en el frigider, se inyectaba en una pierna una noche, y la siguiente noche en la otra pierna. Leo es de signo Cáncer.

 

Messi bapuleado por los ineptos, los que no juegan, e incluso por ex glorias del fútbol, como el Pelusa “Diego Maradona”, que después de su inefable gol con “la mano de dios”, escribió un libro de presentación interesante, pero sin llegar a ser una obra maestra, “Yo soy el Diego”, en la que se presiente a un Maradona escribiendo un alto de egocentrismo y que sin embargo tiene pasajes y frases sólidas, como: “Es bárbaro recorrer el pasado cuando venís desde muy abajo y sabes que todo lo que fuiste, sos o serás, es nada más que lucha”, o aquel otro: “Siempre, siempre, mi mayor orgullo fue jugar en el Seleccionado. Siempre, por más millones de dólares que me pagaran en el club que estuviera. Nada de nada era comparable, nada. Porque el valor del Seleccionado no se compara con la plata, se compara con la gloria. Y esto me encantaría que se lo metieran en la cabeza los chicos de hoy y los chicos de mañana: no podemos regalar la mística del futbolista (...) Y esto es lo que pretendo que se entienda: no puedo aceptar que no se sumen a la Selección porque están cansados, porque están lesionados, porque los clubes que los contrataron les pagan millones de dólares, (...) Porque hoy, los futbolistas ganan mucha plata sin tanto esfuerzo, entonces no les importa tanto. Ganan veinte millones de dóalres por nada, Saviola y Aimar valen ochenta millones de dólares, no la tocan en un Preolímpico y siguen valiendo lo mismo, Vieri pasa de un equipo a otro por más y más millones y no festegja un título. Entonces, claro, ¿qué van a pensar en la Selección? ¿Para qué? Si no la necesitan... Y no hay nadie que se les acerque y les diga: Mira, nene que si no jugás en la Selección y después no la tocas en tu club, pasa a ser un desastre, no vas a valer un carajo.”.

 

Messi es un gran jugador del fútbol, genial, y diferente; es un pequeño gran hombre que nunca aprendió a perder.