EL AMANTE DEL DERECHO

27.10.2016 03:32

Presentación

EL AMANTE DEL DERECHO

 

Inventando la libertad: Hay muchas maneras de vivir; una de ellas es enfocarse en las formas y protocolos institucionales, procurarse disfraces constantes, seguir la corriente, bajar el perfil, adecuarse a las modas laborales, e incluso amicales, falsear la realidad y desdoblar nuestra personalidad y conducta en valores que «enunciamos» contradichas en la realidad por lo que hacemos a escondidas o encubiertas por algún tipo de artilugio. Nosotros preferimos «inventarnos la libertad» de pensamiento, palabra, conducta y construcción; intentamos plantear soluciones desde una óptica cierta, pretendemos evitar las falsificaciones de la realidad que se hacen a través de los protocolos o escaramuzas políticas, jurídicas, empresariales; ensayamos colaborar en la construcción de un mundo pacífico, creativo, humano, a través del Derecho, la Empresa y el Arte; buscamos ser auténticos y humanizar las relaciones sociales, ayudando a descongestionar las mismas de los fenómenos y trámites burocráticos de las instituciones tanto públicas, privadas como individuales, así como liberar el pensamiento de las trabas mentales, de los achaques del pensamiento, de las falacias o chantajes mentales con que se ata la libertad y se impide la generosidad y el libre desarrollo de la personalidad.

 

El nombre de nuestra revista.- Buscando el título de la revista, intentando congraciar la metáfora con la idea, caímos en la cuenta que la presente no es una revista tipo “Hildebrandt en sus trece”, audaz, mordaz, cuasi científica, e irónica; nacida de las entrañas del destierro de Hildebrandt de la televisión, cuando él mismo se autoexilió con sus válidas pretensiones éticas. Hildebrandt que en su tiempo de televisión era visto como el verdugo del entrevistado, el examinador, el “censor” de aquellos personajes políticos, jurídicos, culturales, artísticos, etc., que se atrevían a tener un encuentro “de miedo”, con el gran censor. Aquel que te aplastaba –a pesar de ser pequeñísimo- con su sapiencia; aquel que con frases tan poco estéticas atacaba al entrevistado para probar su valía. Pocos salían ilesos de sus entrevistas. Recuerdo una en especial, hecha a un agradable cantante, Pedro Suárez Vértiz. En aquella entrevista Hildebrandt, el censor, le tomaba la lección, y casi minimizaba las letras del cantante. Pedrito le mostró que las palabras de sus canciones podían ser rebuscadas, complejas, casi filosóficas, ensayó improvisadamente algunas palabras con ese estilo, pero al final concluyó que no pretendía hacer de su música algo complicado, algo para intelectuales, sino algo sencillo que llegue al corazón. El gran –pequeño- censor tuvo que ceder ante la genialidad sencilla de Pedrito. Recuerdo también aquellos otros momentos cuando en conversaciones con Marco Aurelio Denegri, aquel periodista decía que era una delicia aquella entrevista, como si lo intelectual fuera lo mejor, lo que daba la verdadera medida del ser humano, y el resto, denigraba o era poco importante. Hildebrandt igual, es un personaje de respeto, y de mostrada vigencia periodística, sin embargo prefiero a escritores como Fernando Ampuero, que recuerdo por aquella extraordinaria obra: “Gato Encerrado – Crónicas / Entrevistas / Reportajes, donde se leen historias asombrosas: "El homicidio de un sueño - Fernando De Szyszlo”, “Libertad a todo dar - Libertad Lamarque”, “El arte se paga con la vida - Teodoro Núñez Ureta”, (el de las dibujitos sobre jueces, etc.), “Cantando sueños - Rubén Blades”, “El placer de repetir - Jorge Luis Borges”, “Sábato el Exterminador, Ernesto Sábato”. “Las tetas más famosas de América Latina - María Casán”, “El enigma de la transparencia, Julio Ramón Ribeyro”, “Hombre de la esquina vedada, Gabriel García Marques”, “Un viejo Beatnik, Allen Ginsberg”, “El milagro porno”, sobre Sarita Colonia, etc.

 

Nuestra revista tampoco es del estilo de “Vela Verde – Una revista sin clase”, tampoco pretende ser “Caretas”, “Ojo Público”, “Útero”, “Calandria”, “Generación X”, etc. Sin embargo, no somos tan principiantes en revistas, pues hemos escrito, editado y publicado algunas como: “La Liga del Ocio”, “Las Tetas de Sofía”, “Ser o no ser Derecho”, “Pensando Derecho”, “Inventando la Libertad”, “Sobre el Derecho”, “Norma Fundamental”, “El Fin del Derecho”, “Alma Pater”, “÷ Las Curvas del Derecho”, “Las penas del Derecho”, “Cuerpo Jurídico Civil”, y otras que ya hemos olvidado. Fueron revistas provincianas, libertarias, provocativas, ingenuas, que tenían una cosa en común: me encantaba hacerlas. La primera revista que hicimos, la habré rediseñado unas cien veces por lo menos. No paraba de cambiarle estilos, cuadros, pinturas, dibujos, columnas, etc. Al final me salió todo un mamotreto, llena más de pasión y esfuerzo que genialidad.

 

El título de la presente revista oscilaba en dos propuestas. Primero le pusimos “El Amante Del Derecho”, que conjugaba con dos palabras y conceptos: “El Amante”, en su concepto clásico, como una persona que tiene una relación extramarital, contraviniendo la legalidad de los hechos; y el otro significado como aquella condición característica esencial para todo: “ser amante de lo que haces”, en este caso, ser un amante del derecho, de hacer derecho. No obstante luego apareció por azar el título “El Amante Legal”, que no fue una idea mía, sino de un amigo ex profesor de Doctorado, el Dr. José Francisco Gálvez Montero, a quien llamé por celular y al decirle que estaba por publicar una revista llamada el “Amante del Derecho”, me respondió: “¡El Amante Legal!”, con aquella cordialidad y genialidad serena del que es titular. Así que me gustó el título, pues dice de la contradicción entre el hecho y la norma. Esta condición la noté al pedirle al Dr. Máximo Torres Cruz una sugerencia al respecto, sobre cuál de los títulos le agradaba más, y, luego de su peculiar y siempre esbozo de alegría expresó: “El amante legal es una contradicción, claro, por que no hay un amante legal....”, y terminó señalando que le parecía mejor este título. Aquellas últimas palabras afirmaron la idea que no puede haber un amante legal, según la ley, pero sí puede haber un amante real que deja de lado el derecho, los contextos sociales, legales, jurídicos o títulos legales, como esposo, esposa, etc., y construye con los hechos y los sentimientos una realidad más intensa y feliz. Esto es así -aquella contradicción entre hecho y ley- muy común, pero a la vez es una crítica y contradicción al positivismo; así que en la duda de qué título ponerle a nuestra revista, nos decidimos por el título del genial profesor, doctor en Derecho. Sin embargo, algo no encajaba en aquella elección. La revista no trata de resaltar la calidad de un amante como enamorado o pareja infiel, sino todo lo contrario, pretende insistir en la «fidelidad» a un sentimiento, que en este contexto es “el Derecho”, así que volvimos a la idea original de ponerle a la revista el título de “El Amante Del Derecho”.

 

Propuestas sobre el Derecho, la Empresa y el Arte.- El Derecho, la Empresa y el Arte son instrumentos creados por el ser humano para sugerir y proponer la constante de la vida, su supervivencia; el Derecho permite que los unos no destruyan arbitrariamente a los otros; la empresa promueve la iniciativa privada y la libertad personal y financiera; y el arte permite hacernos humanos, no olvidar nuestra condición existencial y el contacto con nuestros sentidos, con la belleza del momento, o del espacio; la política permite que unos gobiernen pacíficamente a otros previo compromiso y cesión voluntaria del poder; por lo que editar y publicar una revista como la nuestra era cuasi perfecta para promover aquellas ideas, con una técnica como fin: plantear propuestas y soluciones.

 

Así, la presente edición, en el entendido anterior, se ha creado de observaciones, análisis, opiniones, y especialmente de «propuestas» para mejorar la vida, desde las diferentes disciplinas; para decir, o escribir, aquello que no se dice por cumplir con las formas, o por encontrarse en un corsé institucional o empresarial; para exponer los temas que se ocultan en la liviandad del protocolo, o de la forma.

 

Humanizar el Derecho.- En esta edición, por ejemplo, se ha tomado un caso grave y preocupante: La Prisión Preventiva, del cual no se dice, por los doctrinarios institucionalizados, lo que realmente significa. Puesto que al parecer cerrarse a ver lo evidente tiende a ser la constante de los que se encuentran en la esquina de una institución pública.  Así, no se entiende cómo puede afirmarse que la prisión preventiva no es una sanción, cuando su ejecución es siempre dañina, causa daño físico y mental en el prisionero. Este tipo de negaciones no deben sobrevalorarse y dejarse al azar; pues cualquier prisión –sea preventiva o no- es siempre un daño, y por lo tanto no importa si se la considera sanción o no, sino que puede estar siendo aplicada a personas inocentes bajo conceptos tan aberrantes y discusiones tan oscuras y tragicómicas como que si es o no es una sanción. No se quiere con aquello dejar libre a todos los delincuentes sin prueba cierta, sino que no se prive de la libertad a los inocentes. Una prisión debe tener la certeza, no la duda, de la culpabilidad; no debe haber sólo graves y fundados elementos de convicción, porque ésta “la convicción que los indicios producen en el juez” no son suficientes, pues podría tratarse de un error de apreciación; sino que debe haber «pruebas» de dichos indicios; y, en el caso de temerse por la impunidad debe imponerse otro tipo de sistemas de prevención, como los grilletes electrónicos –que también son una monstruosidad, pero que son de menor perjuicio que la prisión-, las medidas de seguridad, las multas, prestación de servicios a la comunidad u otras.

 

Es escalofriante observar –en las prisiones preventivas o penas privativas de la libertad- cómo el sistema jurídico puede sobrepasar al ser humano y pisotearlo, mancillarlo, volverlo un objeto, y no un sujeto. Es impresionante cómo se forman las defensas colectivas de las instituciones por el simple hecho de estar en ese lado de la esfera social; es impresionante ver la arrogancia con que las personas creen estar en la verdad social o jurídica, cuando la verdad es sólo una «representación», que los magistrados tienen que reproducir, probar, por medios también indirectos. Por aquello, y mucho más, nuestra edición no pretende tener nunca la verdad, sino plantear soluciones respecto al ser humano; no se pretende ofender a las autoridades (que son «servidores» de la sociedad y no al contrario), sino plantear «soluciones» y no «vanidades».

 

La pintura de la portada.- El título de la pintura es: “Feminicidio”, y simboliza un proceso en el cual el juez está frente a este tipo delictivo. La mujer desnuda y sin rostro representa a la multiplicidad de casos diarios de agravios a la mujer por cuestiones de una especie de mezcla de razones «sentimentales y sexuales». La escena completa intenta evidenciar la ineficacia del proceso penal que es posterior al agravio y por lo tanto insuficiente para combatir este o cualquier tipo delictivo.

 

Construyendo soluciones.- Nuestras ediciones, cuyo objeto es de distribución local, provincial, regional, nacional e internacional, tienen muchos objetivos, y no sólo uno: Repensar el Derecho, la Política, la Empresa, el Arte, y, «construir» sentimientos, emociones que transformen al ser humano en un «constructor» de soluciones, de obras, de ilusiones, de realidades; así como la crítica de los sistemas que avasallan o violentan los derechos del ser humano, bajo excusas variables tan convincentes como falaces, como el uso congelado de la norma jurídica, la concepción de la verdad, etc.

 

AZ Todo Derecho, como Centro Promotor del Derecho, la Empresa y el Arte, sólo pretende, con la presente revista, incentivar a la búsqueda del conocimiento que nos haga mejores personas, y acaso pueda transformarnos en entidades de bien, en solucionadores de problemas. Es necesario proponer soluciones, y aquella es nuestra mayor virtud y expectativa.

 

Abog. Alex R. Zambrano Torres

Director Ejecutivo